Siempre La Recuerdo

Noche de hamaca,
en un corredor de hacienda,
fue mi mejor merienda,
con un toque de café.

De lujo la noche aquella,
iluminaba una estrella,
en fiesta con mil luceros,
sobre un cielo de muaré.

Nuestros cuerpos enlazados,
hundían blancas manilas,
y la hamaca se mecía,
pues también ella sentía,
el amor que se vivía,
en toda su esplendidez.

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